A
propósito de la reciente muerte de Gustavo ‘el Loko’ Quintero, SEMANA habló con
Juancho Valencia, director de la banda Puerto Candelaria y una de las figuras
más importantes de la nueva música tropical colombiana.
"El
'Chucu chucu' tiene una riqueza generacional y cultural". Juancho Valencia
Foto: Emanuel Zerbos
Usted era
vecino del Loko, ¿qué recuerda de él?
El Loko
fue de los pocos de la música tropical antioqueña que logró trascender en todo
el país. Siempre estuvo rodeado de muy buenos músicos, como Carlos Piña y Jaime
Uribe, las dos leyendas del clarinete en Colombia. La sonoridad que ellos
lograron es única y totalmente genuina, no se parece a nada.
¿Cuál es
la influencia del Loko en los músicos que tratan de rehacer la música
colombiana?
Él era
como el señor alegría, su música era festiva, positiva, porque la música
tradicional de fiesta en Colombia es nostálgica. Pero no la de él, y eso tiene
que ver con su personalidad. Quintero era un transgresor en la manera como se
comunicaba con la gente, como bailaba. Él fue roquero tropical y eso nos da
vueltas en la cabeza a los nuevos músicos.
¿Cómo
cambió la música parrandera antioqueña?
Siendo de
Rionegro, le dio un aire más moderno al orquestar la música parrandera, lo que
la ayudó a trascender. No conozco una música tradicional en el país tan
humorística y eso tiene que ver con la cuentería paisa. Su música es de la
idiosincrasia paisa, es exagerada, se burla del otro, habla del aguardiente,
del borracho, del infiel. Musicalmente es una mezcla de cumbia de la montaña,
vallenato y son cubano, pero asimilado por el campesino cafetero que ordeña,
que cultiva papa.
¿El
‘chucu chucu’ habla de que el paisa es mal bailador?
Creo que
somos mejores contadores de historias. El paisa es muy buen cuentero, tenemos
más placer por la palabra que por el movimiento. Eso se ve en la salsa. Entre
los que tocamos salsa siempre se dice que en Cali se baila la salsa, pero en
Medellín se escucha. El tango, la ranchera y todas estas músicas tienen mucha
fuerza en Medellín y es por un placer de escuchar las historias.
Usted
hace nuevo ‘chucu chucu’, pero eso no se escucha en diciembre, ¿por qué?
Al hacer
esto hemos respetado las raíces, hay coherencia generacional, pero del paisa de
nuestros padres al de hoy hay mucha diferencia. La música que hacemos conserva
esas historias, el humor, la risa, lo grotesco, es una música exagerada en su
lenguaje, ese es un principio muy importante. Pero lo que marca la diferencia
es que somos los primeros hijos del ‘chucu chucu’ graduados de universidad, y
eso hace que la manera de percibir la música cambie. Nosotros tocamos con la
influencia del mundo; nosotros vamos a Europa, a toda América Latina.
¿Cuántos
años más va a durar el ‘chucu chucu’?
La música
dura porque sigue hablando de una sociedad, de un sentir, de unos mitos
fundacionales, pero yo le sumo que también dura por unos acuerdos políticos y
económicos de la cultura. Nosotros escuchamos Mozart y Beethoven más que por la
genialidad, porque representan intereses de Alemania, de Europa, y los
gobiernos y la empresa han invertido para que esa música se sostenga. Debemos
entender que el ‘chucu chucu’ tiene una riqueza generacional y cultural. El
Loko Quintero no fue más grande porque esa música ha sido rezagada, ahí se ve
esa lucha de la cultura paisa, a la que se le pone barreras desde el
centralismo.